catedral de zipaquira

	Catedral de Sal
	Considerada una de las ocho maravillas del mundo. Visitar este monumento, labrado en la roca salina, resulta para el turista una aventura fantástica para compartir en medio de la naturaleza transformada en arte por la mano del hombre.
Historia	Obra que se confió al arquitecto José María González Concha, quien planeó una iglesia original y monumental en su estilo, utilizando los elementos propios de la mina para que fuese completamente distinta diciendo "Yo aspiro a que aquí, la arquitectura en sí misma, en su absoluta pureza, sea por sí una oración, una meditación elevada sobre los misterios de Cristo". Pasados 40 años se clausuró y se construyó la Nueva Catedral, considerada por propios y visitantes como una de las maravillas del mundo por su magistral combinación de ingeniería y arte, cuya entrada está adornada por un camino de robles y palmeras; su interior lo decora un impresionante juego de luces que sobresalen en medio de la penunbra de los socavones, para dar paso de manera majestuosa a las catorce estaciones del Vía Crusis, ubicada a 13m del piso de la catedral, cinco de ellas introducidas dentro de la roca en la parte izquierda y las otras nueve contra el vacío o cámaras de explotación; en cada una de las paredes de estas habitaciones surgen grandes cruces que van relatando la dramática muerte de Jesús; al lado derecho, la cúpula, representa simultaneamente, al mundo visto desde el interior y al cosmos; enseguida se aprecia el coro, cuya escalera ha sido tallada en sal; al lado izquierdo de la rampa de los minusvalidos se halla el nartex, laberinto construido en las rocas salinas; y junto a éste, se inicia el descenso, por un amplio túnel, al altar de Nuestra Señora de Guasá, patrona de los zipaquireños; así mismo, los rústicos elementos bruñidos o labrados en sal, tienen reservado un lugar en cualquiera de las tres naves de la Catedral; en la central se muestra la Creación, Dios y el Hombre, copia de la obra de Miguel Angel labrada en mármol; en la del sur se enfrenta la muerte y la vida, representada esta última con el nacimiento en el pesebre de Bélen, y en la del norte se halla la Piedad, también de Miguel Angel.